lunes, 16 de septiembre de 2013

Día cero - Reflexiones de un mesero

Hoy es el día cero y siento que nadie me para. El hecho de siempre estar abajo, de ser el invisible, ya no incomoda… sabes acostumbrarte, siempre. El dinero llena el espacio de la cartera y yo he visto como la gente con más clase tiene el corazón con demasiado espacio. Hueco. Como las mismas aspiraciones de la clase baja por una casa, un auto del año y comida segura en la mesa.

Últimamente lo he visto mucho, estoy de este lado. Por necesidad o no, metí mi solicitud para un trabajo no tan confortable, por lo menos para alguien que está acostumbrado a quedarse sentado escribiendo-pensando, escribiendo-pensando, escribiendo-pensando… supongo que aun no tengo la calidad en mis letras para vivir de esto, que sé yo.

Hoy, que soy mesero de una cafetería, sé el poco tiempo que tienes para leer, y yo conozco que escribir es una pasión a la que se le dedica más tiempo pero ahora sólo tengo medio día libre y quiero aprovechar por lo menos una hora para poder componer bien cuatro párrafos cada cierto tiempo… espero tu lo tengas para mí.


Hoy, 16 de septiembre de 2013, que por lo visto se celebra la… ¿Independencia?... de mi país, quise empezar a escribirte esto que sale en mis ratos libres para que comprendas mi furia. Mi furia es la furia de los miles y miles que se sienten oprimidos bajo el régimen de 8 horas diarias de trabajo (tiempo de transporte no incluido), y no para aquellos que todo el fin de semana celebraron una falsa libertad tronando cohetes y soplando trompetillas.
Estos textos serán cohetes, y tu y otros lectores, trompetillas.

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